A raíz de la victoria de su sobrino Rafa en el Abierto Australiano, Toni Nadal ha declarado a los medios que él nunca tuvo duda alguna de que ganaría.

Rafa jugó un partido maratónico de más de cinco horas contra Verdasco en la semifinal, tuvo un día menos de descanso que Roger Federer y tenía calambres en diferentes partes del cuerpo.

Con sólo 32 horas para recuperarse, durmió, cenó, se dio masajes y estiro las partes adoloridas.

La estrategia del Tío Toni el día de la final fue la de siempre: antes del partido visitarlo en el vestuario varias veces, hablar un minuto, irse, regresar, y cada vez pedirle que solo pensara en lo positivo.

“Trate de ser su Obama particular. Le repetí mil veces el mensaje yes we can porque, si alguien puede hacer realidad ese mensaje, ese es Rafael. Con él podemos. Fue una manera como otra cualquiera de decirle que pensase en positivo y que era una gran oportunidad de hacer historia.”