El Abierto Australiano no solo es el primer Gran Slam del año, sino que es el torneo ‘Grande’ que más colorido y pasión muestra en sus gradas.

Un ejemplo claro de ello fue el partido que se pudo ver en tercera ronda entre el búlgaro Grigor Dimitrov y el chipriota Marcos Baghdatis, con dos aficiones muy nacionalistas animando sin parar y entonando cánticos en los descansos y entre puntos.

Este año los aficionados locales están vibrando gracias a la buena actuación de Nick Kyrgios, de solo 19 años, y que ya se encuentra en los cuartos de final, algo que no lograba ningún australiano desde que en 2005 lo hiciera Lleyton Hewitt.

Los partidos de los tenistas locales siempre tienen un gran seguimiento y los aficionados muestran su apoyo y pasión en las gradas y no dudan en ir vestidos de amarillo y verde, los colores australianos, así como acompañados con las banderas del país o símbolos representativos como canguros y koalas de peluche o inflables.

Otras que tiene una gran legión es Australia es la canadiense Eugenie Bouchard, a la que animan con cánticos durante todo el partido. Sus seguidores llevan camisas con su nombre y al término de sus encuentros suelen tirarles peluches a las gradas. Una legión de seguidores que se forjó el año pasado en Australia, donde alcanzó las semifinales, y que se extendió por el resto de torneos y países en los que jugó la canadiense.

No hay que olvidarse de otras aficiones que disfrutan y animan a los suyos en el Abierto Australiano como son los argentinos que le dan colorido a gradas con pelucas y pancartas con mensajes de apoyo.

Cabe recordar que esta pasión que se vive en Australia por el tenis llegó en 2009 a un punto de ebullición que esperamos nunca se repita, cuando aficionados serbios y croatas la emprendieron a sillazos en una batalla campal tras el partido de tercera ronda en el que Novak Djokovic derrotó a  Amer Delic  6–2, 4–6, 6–3, 7–6.