En 1965, el estadounidense James Van Alen inventó el tie-breaker, el sistema de desempate para poner fin a los sets interminables que usamos actualmente. 

Al principio, el tie-breaker no tuvo mucha aceptación, pero poco a poco fue ganando aceptación debido a que resulta muy práctico y al hecho de que esta forma de resolver el set es mucho más emocionante.

Además, desde el punto de vista de la transmisión por televisión de los partidos, el tie-breaker evita que los partidos se prolonguen eternamente.

De hecho, algunos de los partidos más grandes en la historia del tenis se recuerdan por su tie-breaker, como la final de Wimbledon en 1980 entre Bjorn Borg y John McEnroe, cuyo tie-breaker en el cuarto set es considerado el mejor desempate en la historia del tenis.

“Cada vez que yo le hacía un gran punto, John respondía con otro punto aún mejor,” relata Borg, quien desperdició siete match-balls para que McEnroe ganará el tie-breaker 18-16.  (Borg se llevó el quinto set)