Césped, superficie derrapante para latinos
2017-07-06La falta de canchas de césped en la región sumado al legado del polvo de ladrillo y el estilo de juego ha ocasionado que la temporada de hierba sea una agonía para el tenis latinoamericano. En el 2017 se cumplen 15 años de que el último latinoamericano fue finalista en singles en Wimbledon, cuando David Nalbandian perdió la final en sets corridos ante Andy Roddick.
Dimensión desconocida
Cuando llega la temporada de césped, los tenistas latinoamericanos parecen desaparecer. Esto se debe a que el césped exige un estilo de juego que no es propio de los latinos, más veloz y fundamentado en el saque y la volea.
Ni los mejores tenistas latinoamericanos de la historia han podido dejar marca sobre el verde sagrado. Jugadores como Guillermo Vilas, Gustavo Kuerten, Fernando González, Marcelo Ríos, entre otros, nunca pudieron ser protagonistas sobre el pasto y desplegar el talento que mostraron sobre otras superficies, por lo que torneos como Wimbledon siempre les fueron negados.
En dobles desde la Era Abierta, el único latino en ganar en Wimbledon es Raúl Ramírez de pareja del estadounidense Brian Gottfried en 1976. Otro mexicano, Rafael Osuna, resultó triunfador en la modalidad de dobles en un par de ocasiones, 1960 y 1963. El mexicano Leo Lavalle y el argentino Javier Frana llegaron hasta la final en 1991.
Brasil y Argentina
En la rama femenil, hace más de medio siglo, reinó la latina más exitosa en toda la historia de Wimbledon, la brasileña María Bueno, ganadora en 1959, 1960 y 1964, y finalista en otro par de ediciones, 1965 y 1966. En dobles, también fue multicampeona. Otra sudamericana, Gabriela Sabatini perdería la final ante Steffi Graf en 1991, y tres años antes se coronó en dobles. Paola Suárez, otra tenista albiceleste, fue la esperanza que no se pudo concretar en tres finales (2002, 2003 y 2006).
"El pasto es para las vacas"
A pesar de ser el latinoamericano con mayor número de partidos ganados en la historia del tenis, Guillermo Vilas, ganador de cuatro títulos de Grand Slam, nunca pudo “darle una buena mordida al pasto”. Wimbledon fue un torneo que siempre se le negó, su mejor resultado fue cuartos de final en 1975 y 1976. Como resultado de esta frustración, Vilas acuñó la frase "el pasto es para las vacas”.
A pesar de que el pasto nunca fue su superficie favorita, en 1977 consiguió una final sobre el manto verde del Abierto de Australia, ya que en esa época era jugado en esa superficie, y logró levantar cuatro títulos sobre césped.
Verde celeste olímpico
De los 20 países que conforman América Latina, Argentina parece ser el único que ha sabido desplegar su mejor tenis sobre el pasto en la “Era Abierta”. Los únicos finalistas en singles: Gabriela Sabatini (1991) y David Nalbandian (2002). En dobles, la ganadora, Gabriela Sabatini (1988), y la multifinalista Paola Suárez (2002, 2003 y 2006). Hace cuatro años, otro latino, el brasileño, Marcelo Melo fue finalista de dobles (2013).
Sin embargo, no olvidemos el hito de Juan Martín del Potro, el latino que se colgó la medalla de bronce olímpica en Londres 2012, derrotando en el encuentro por el tercer lugar al entonces No. 1 del mundo, Novak Djokovic.